Press "Enter" to skip to content

Canción de los parias – Esteban Torres

Ilustración: “Pobreza y desesperanza” (óleo sobre madera, 75x50cm) por Ginés Bravo P.

Hacia a mediados de julio del año pasado el poeta colombiano Luis Esteban Torres me enviaba un mail con unas palabras de aliento por el sitio. En el mensaje había adosado un archivo adjunto que contenía una carta, una foto suya y tres de sus poemas. Lamentablemente en aquel momento no pude ni siquiera abrirlo. Pasé todo el año pasado muy muy ocupado con el nacimiento de mi hija Camila Paz (que hoy ya tiene casi un año y medio) y prácticamente dejé de publicar cosas nuevas en el sitio. Recién ahora estoy retomando de a poco esa tarea.

Para todos aquellos que deseen sentirse felizmente irresponsables en sus trabajos, con la facultad o con cualquier otra actividad que desarrollen, les recomiendo que tengan un hijo. Da la excusa perfecta para hacer a un lado todo aquello que creemos que es realmente importante y no lo es en absoluto.

En fin, para subsanar de alguna manera aquel descuido —si es que eso es posible—, publico ahora su carta y sus poemas con las disculpas del caso:


Mi nombre es Luis Esteban Torres y soy un poeta de Medellín, Colombia. Desde hace algún tiempo estoy de lugar en lugar —como un gitano— dando un taller de poesía llamado “Substancia Poética”, el cual es más que todo una serie de encuentros en donde la gente se reúne a partir de la palabra. Pertenezco al Colectivo La Sociedad Perdida, en donde intentamos agitar la conciencia colectiva a través del arte.

 
 

CANCION DE LOS PARIAS

                                                             Están acá allí
envueltos en frazadas en papel periódico
masticando incertidumbre pan duro
dispersos como oscura semilla

                                                             Están acá allí
duermen bajo los escalones roncan bostezan colgados de las estatuas
de las paredes de los senos de los testículos de la bufanda
de algún empresario / en los restaurantes ellos son la mesa
que nadie ocupa en el cine son una obscuridad sin fondo
ya sin facciones ya sin gesto

                                                             Están acá allí
brotan de las hostias de las camándulas brotan con sus perros
de las llagas del crucificado
caen dando tumbos suplicantes con el pecho abierto en forma
de iracundo altar con sus cartones humanamente heridos
caen orando no a los santos de la iglesia sino al dios de los
pobres entre los pobres / los parias son el dolor anónimo
en las rodillas del arrodillado son la negrura anónima del que
cierra los ojos y el salmo anónimo e incomprensible del que
incomprensiblemente reza

                                                             Están acá allí
dicen por favor… bueno… gracias… van rodando por la avenida
van al norte al sur al este al oeste van rodando con su caja de vino
con sus vértebras a modo de látigo con sus bultos de ropa sucia
con su boca desdentada llena de recuerdo y tufo amargo van caen
se precipitan rabiosamente van rodando de calle en calle
de palabra en palabra de víscera en víscera de gobierno en gobierno
de nación en nación de siglo en siglo

                                                             Están acá allí
tanta luminosidad que oprimen para hacerla sombra
y tanto cansancio porque si alguien se extravía ellos son la angustia
o si alguien no alcanza a llegar o un insulto o una mujer o un examen
o un hueso que en la noche se rompe también ellos siempre y nunca
ellos también

                                                             Están acá allí
próximos a lo próximo / y son un muchacho desnutrido maloliente
que en el vagón se hurga la nariz escupe canta silba
se ríe de quién sabe qué absurdo infinito / todos en el vagón le miran
todos en el país le miran todos en el mundo le miran
tantos ojos abiertos pero cerrados tanto repudio para que la humanidad
entera confluya en la locura de este hijo del hombre de este hijo de la mujer
que saca mocos y canta y hácese la grita que engulle la falsedad
de los espejismos la tensión que obliga los caballos sordos en su fuerza ciega

                                                             Están acá allí
salen por el pórtico de atrás queriendo queriendo queriendo
manchados de sopa de licor de vinagre salen a chorros de los bolsillos
de las cloacas del atardecer de la Niña de la Pinta de la Santa María
incontables como beneplácito de piojos y pulgas como agua de mar
incontables como la enorme certeza de la muerte

                                                             Están acá allí
acolchonados en medio del alma buscando su principio su antes
ocultos erráticos tras un rostro pétreo cobrizo doloroso: símbolo
sin nombre que posee todos los nombres

                                                             Están acá allí
por todas y en ninguna parte luchando resistiendo como resiste
la vida sin llorar porque los parias ya no lloran
porque los parias se han vuelto el llanto mismo!!!

 
 

CONTRA EL POEMA

                                                                                      A Mauricio Arcila

Y por qué? Y para qué? —pregunta un paria
Por la vida, hermano —contesto— por la vida…
pero él me escupe y vuelve a echarse en su abandono

Luego llega un abogado y también pregunta:
                      —Y por qué…? Y bajo qué estatutos…?
Por la vida —contesto— por el combate
y el retumbar desde un corazón enloquecido…
pero él irrumpe en carcajadas, tira algunas monedas
              y vuelve al código penal

Y por qué…? Y para qué tanto, muchacha? —preguntan
unos campesinos y unos pescadores
Ay, padres y madres —respondo— por la tierra
por el hambre de sus hijos y su estremecimiento
por el pavor y la envergadura de su sombra
por el alma contra la vorágine del alma
y por la herida, el sol abierto que forman todos ustedes…
pero ninguno de ellos entiende nada
                                      y continúan con su labor

Por último llega un suicida y pregunta gritando:
                            —Y por qué, Dios mío? Por qué…? Y para qué…?
Por el amor —digo entre lágrimas— solo por el amor…
entonces él brinca de júbilo y repite sin parar:
por el amor, por el amor y por la vida
y por el verbo que se hace sangre, músculo, tendón, tumba…
y ella corre y se va y vuelve —como un niño— y brinca
y entonces me abraza y me besa antes de ahorcarse…

 
 

EN DONDE ESTA AQUELLA POESIA BRUTA…

En dónde está aquella poesía bruta
hermosamente bruta que es golpe
del espíritu inocente y criminal

                                         eyaculación
que con sus espasmos supremos
latiga la exactitud filosófica
y devuelve la desnudez al canto…

En dónde aquella poesía que es lo poético
es decir la celebración el réquiem
lo elemental / l’obscuramente elemental

la caverna que desde el fango
desde el fango de la sangre avanza
con temor desesperado

el sentido poético que cae / que se contradice
que penetra / que se revoluciona…

En dónde está aquel fuego indomable
que con su verbo lapida /enloquece al poeta
y l’orilla hasta las fauces del abismo

hasta aquella derrota enorme y necesaria…?


Sobre el autor:

Luis Esteban Torres nació en Medellín, Colombia. Es miembro del Colectivo “La Sociedad Perdida”. Ha sido publicado en diversas revistas de Iberoamérica y se desempeña en la revisión de textos literarios, traducciones y edición de poemarios.

2 Comentarios

  1. Sofi Sofi 1 de febrero de 2020

    Cuando leí el nombre del poema tuve la sensación de haber escuchado aquel título tiempo atrás acto seguido disfrute de leerlo, mucho.

    • J.S.B J.S.B Autor | 1 de febrero de 2020

      Gracias por tus comentarios. Lo apreciamos mucho! Saludos.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *