montado en una nave de plata orbital
un astronauta fluye muy lejos de casa
el no lugar de un viaje que tardó años luz
para ver un planeta girar a 30 mil kilómetros
por hora cuenta los días que lo alejan
ve las ciudades pasar una y otra vez
su casa aquel pálido agujerito brillante
que distingue apenas en el cúmulo de luz
el sol le vomita su haz amarillo en el rostro
y le crecen en la dentadura apretada
las tiernas muelitas de la felicidad
y si lo pensás bien todo es muy simple
las matemáticas complejas del universo en expansión
nos separan cada vez más de la fuente
el código que decía quienes éramos
se perdió en una nube oscura de materia
la próxima vez ¿recordaremos quienes somos?
¿quienes quisimos ser? ¿aunque sea un instante?
Sé el primero en comentar