Esto es sólo para contar
lo que me ha pasado hoy
al abrir la heladera:
No encontré las ciruelas
que había guardado
para el desayuno.
No estaban las frutillas
que preparé para vos
y que pedí que me guardaras.
No había jugo de naranjas.
No había bananas ni dulce.
No estaba el vaso de leche
fresca, vital, espumosa
que guardé ayer en el fondo.
Cuando te desperezaste
bajo el marco de la puerta
ya traías el bigote blanco
que solés vestir por la mañana.
J.S.B
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