Hasta hoy no recordabas bien
que cuando eras chico
recibías muchos regalos.
Más bien pensabas
que recibías muy pocos
que casi nunca te compraban.
Pero sí había pequeñas cosas:
un juguete de goma, una
sandalia trucha, un perrito negro.
Y esas pequeñeces
que te regalaban, modificaron
para siempre tu carácter.
Pero hoy tuviste un mal día
en tu trabajo, pensaste que
todo se fue a los caños.
Pensaste en no volver
querías abandonar
por poco no regresabas.
Pero recordaste esto
y antes de volver, para los chicos
compraste unas pavadas.
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