Estaban las cinco chicas que más
me habían gustado en la vida
sentadas en una ronda,
cada una en su silla y yo en medio.
Era una interpelación.
Cada una aseguraba
que yo le había dicho a solas
que ella era a quien más quería.
Todas me hacían la misma pregunta:
¿a cuál de nosotras querés más? Pretendían
que lo blanqueara frente a las otras.
Un rayo iluminó mi cabeza. Les dije:
Yo no sé contar cuánto las quise:
por seguro mucho más
de lo que merecían. Salvo una
que merecía mucho más,
pero ella lo sabría.
Pesadilla
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