Avisame si algo te pica
que yo puedo con mucho gusto
ir a rascarte
si la noche está muy oscura
y se te antojan dulces
con almendras y frutos raros de mi bosque
puedes encantarte
deja de pensar en quien tiene la espada
más filosa
y disfruta cómo te peino los cabellos
Entre los cuadros de vidrio
que reflejan brillo halógeno
esta ella con su traje espacial
queriendo poseer las melodías
con ganas de acercarse
los amos de las luces
danzan a su alrededor
pero no la miran
tratando de hacerle creer
que le son indiferentes
segura de no acalorarse
ella se adorna
con movimientos
dóciles y audaces
para después devorar
al más sensible
Regocijado en la pereza
no pretendo alterar algo
ni dejar descendencia
pero quiero seguir mirando
rascarme la barriga
mientras el sol
atraviesa mis ventanas
el viento hace flamear las cortinas
también mis hojas
y las vibraciones de los parlantes
marcándome el ritmo cardiaco
haciendo nada
mientras todo está encendido
mudo el televisor
transmitiendo la hecatombe
navego en el computador
sobre una silla giratoria
deseando un aire acondicionado
Hospital naval
la embarcación de cemento
sobre el asfalto se muestra impotente
y ni los vientos más tormentosos pueden moverlo
en sus ventanas esféricas
el afuera se refleja
como giros sucesivos
las chicas de traje blanco
y guantes acrílicos
nos incrustan sus jeringas
cargadas de anestesia
mientras mis venas absorven el suero
me veo aislado en este navío
como uno de los muchos tripulantes
que aguardan echados en camas altas
para irse nadando en un sueño
o salir caminando
Durmiendo de día
al abrir los ojos
los sueños se pierden
como una descarga eléctrica
y el humo que sale de mis pestañas
se desvanece con los fantasmas en la luz
duermo de día
espero la noche
mi cama se niega a soltarme
con sus frazadas me atrapa
tomando la forma de mi cuerpo
despertar solo
es como perderse en un desierto
el agua que crees ver
no es más que la misma arena
que te raspa la garganta
pero al lado de tu cuerpo
la naturaleza es aun más salvaje
y tengo ganas
de que cada respiración
sea como un tornado
que vuelve a enredarme los cabellos
La resignación
como miembro vitalicio
de la clase laboral
me resigno a estar en el mostrador
saludando cordialmente a los parroquianos
pero les confieso:
me gustaría ser el hijo de Al Capone
vivir de su patrimonio
apadrinando fiestas indecorosas
dándole de beber
a cualquier sediento
cansado
Avísame si algo te pica
que yo puedo con mucho gusto
ir a rascarte
si la noche está muy oscura
y se te antojan dulces
con almendras y frutos raros de mi bosque
puedes encantarte
deja de pensar en quien tiene la espada
más filosa
y disfruta como te peino los cabellos
Entre los cuadros de vidrio
que reflejan brillo halógeno
esta ella con su traje espacial
queriendo poseer las melodías
con ganas de acercarse
los amos de las luces
danzan a su alrededor
pero no la miran
tratando de hacerle creer
que le son indiferentes
segura de no acalorarse
ella se adorna
con movimientos
dóciles y audaces
para después devorar
al más sensible
Hilando nuestro goce
pétalo por pétalo
deshojo las flores de tu vestido
dejando los trocitos de algodón
deshilándose entre mis dedos
despojándose del jardín tejido
para que aflores amazónica
ante mis ojos
Poemas De Céfiro labial (Huesos de Hibia, 2011)
Sobre el autor:
DANIEL OBLITAS (Lima, 1983 – Buenos Aires, 2011)
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