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El rayo salvador – Julio Sandoval Berti

Hoy me propongo escribir una poesía hermosa.
Lloro, se los juro a todos. Lloro.
Pero tranquilos, tranquilos. Lloro de emoción. Todo está bien.
Soy un ave, un no ave y un ave otra vez. No lo soy.
Traigo conmigo un rayo. Traigo conmigo un poder.
Es un rayo muy potente y nos librará del todo mal.
Oh, qué belleza. Sí, dije belleza. Bello.
¿Qué pasa? ¿No se puede? Jaja. Ahora me río yo.
Sólo veo belleza. Aunque a veces no veo nada lo veo todo.
No lo veo. Ahora sí. No sé, vamos a ver.
No vamos. Nos quedamos. Vayámonos.
Pienso que todo el mundo debería decir algo bello.
A ver probemos:
¡Quiero que todos digan: algo bello!
¡Diganló! ¡Diganló!
¡Buen día a todos! ¡Buen día! ¡Buen día!
Qué lindo día. Hay rayos. Hay luz. Hay sombras. Lo veo todo.
No hay cintas que vuelan por el aire. No hay cintas de colores.
Ahora no. ¿Es que acaso ustedes no las ven?
¡Son ustedes, por dios! ¡Son ustedes! O quizá no.
Quiero decirles la verdad: esta va a ser una poesía espectacular.
O quizá les miento y no es poesía. Que sí. Que no. ¡Es poesía!
Es una poesía que existe y no y por eso justo es poesía y no lo es.
Existe y es un no lugar donde encontrarnos.
Está en todas partes y en ningún lugar. ¿Quién es?
Y eso que pensaste vos lo escribí yo.
Aunque no le puse ese nombre la primera vez.
¿Vos te la creés? Yo no.
Es una poesía parte de mentira y parte de verdad.
No tiene nada de poesía y sin embargo lo es igual.
Para alquilar balcones ¡para todo! salvo para escorchar.
Todo lo salva la poesía. También escorchar.
Tuve un hada madrina que me enseñó a escribir perfecto
y me puedo equivocar. O quizá no me equivoque porque me enseñó mal.
Pensaba que estaba solo en el mundo, se los juro, es así.
Que nunca nadie me iba a entender. Por eso hoy me voy de acá.
Jaja. Lo dije enserio. Mintiendo por supuesto.
Yo soy un rayo que: ¡Soy una excepción!
O soy excepcional, se podría decir, ¿por qué no?
Me pierden, piérdanme. Me joden, jódanme. Ayúdenme ¿no me ayudan?
Cuídenme. Quiéranme. ¿No me quieren? ¡Sálvenme!
No me echen. Echenme a perder.
¿No me quieren? ¿No me ayudan? Sálvenme.
¿No me salvan? Cuídenme. No lo hagan.
Hagan lo que quieran. No lo hagan.
Pero por seguro: ¡Haganló! ¡Haganló!
La poesía esta es así. Cada uno hace lo quiere.
¿Viste? Para qué escorchar. O escorchen si quieren.
La poesía es poesía y nos viene a salvar.
O quizá nos hunde a todos. Que locura. Que poca. Que mucha.
Que estúpida que es esta poesía. ¡Por Dios! Sos estúpida poesía.
No lo sos. Tengo mucha poesía. Cuando me quieran conocer:
¿Hay problema? Me llaman y yo voy. O quizá no.
No sé. Prueben. Y ya está. ¿No? O no prueben. O prueben de verdad.
O hagan lo que quieran. ¡Para qué escorchar! O escorchen. O no.
Voy a cualquier lado. Voy volando sobre cintas de colores.
¡Dios! ¡Dios! ¡Cuántas cintas! ¡Cuántos colores!
Oh dios, ahora no hay cintas. Oh dios, ahora no hay colores.
Traigo conmigo un rayo. Traigo conmigo un poder.
El poder de perdonar. ¡Dios, qué poder!
Qué suerte que tengo. Yo lo tengo a ese poder.
Mi rayo amarillo es un haz de luz potente
transparente que quema el todo mal,
arrasa y quema lo malo este rayo de luz.
Sólo lo bueno que hay en mí queda. Sólo lo bueno.
Siempre lo bueno. Se los juro. Es así.
Cuando uno es bueno sólo puede perdonar. Hagan
lo que te hagan, aunque te quiebren, aunque te rompan
simplemente por el vicio de escorchar.
Eso ya no es ninguna novedad. Bueno,
todo ese grupito de boludas y boludos que hacen eso
tendrán que madurar.
¡Pero, ah, la poesía! La poesía es el rayo.
Un rayo amarillo color transparente.
Que te llega al alma.
Que te cure. Que te salve.
Que te hunda. Que te quiebre.
Que te salve como a mí. Que no te salve.
¿Sos boluda? ¿Sos boludo?
¿Son boludas? ¿Son boludos?
¿Qué son?
¡Los perdono a todos!
A todos los que alguna vez me hicieron mal.
Salvate. ¡Sálvense! ¡Sálvenme! ¡Amense! Amen. Amén.
No pierdan su tiempo en boludear.
Yo les pinté la cara con mil colores. In your face.
Con mis colores les mostré la verdad.
La verdad es la mentira y la mentira es la verdad:
Se llama POESIA. No lo supieron ver. ¡Allá se ven!
Soy un ave, un no ave y un ave otra vez. No lo soy.
Soy todo y soy nada. Soy un cero y un uno.
Más y más luz cuando crezco más y más. El truco
es quien lo sabe reconocer.
Pero yo a la gente no le hago mal. Es así.
Cuando uno es bueno sólo puede perdonar.
Apréndanlo. Por ahí les sirve para el futuro, qué se yo.
Qué decirles: ¡maduren! ¡Ya están grandes para ponerse a escorchar!
Saquen su luz a relucir. ¡Que brille! ¡Que salve!
¡Que aprenda que no hay que aprehender!
Hay que salvar. Hay que amar. Hay que querer.
Es decir: se salvan solos. Es decir: se salvan de culo.
O quizá no. ¿No depende de nosotros?
No sé. Fijémonos. Pensemos.
Pero los salvo. Nos salvo a todos. ¡Algún día agradézcanlo!
Nos quemo con mi rayo potente amarillo transparente
que viajó por el espacio, por el hiperespacio
por el universo y por el multiverso de mi poesía y de mi no poesía.
Nos quemo para volvernos transparentes.
Nos quemo para que olvidemos el vicio.
O para que no lo hagan.
Los quemo para que sí.
Los quemo para que no.
Los quemo. Nos quemo toda la maldad, nos quemo las miserias
las bajezas, nos curo de la droga, de la boludez del porro,
nos curo y nos salvo del todo mal.
Manténganse así. Manténgase frescos. Transparentes.
Cuídense. Que les vaya bien a todos. Que nos vaya bien.
A todos nos salva y nos hunde la poesía.
El RAYO es la poesía y la POESIA soy yo.

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